La empresa consciente

El capítulo nos recuerda que son pocas las personas que son consientes de su mundo interior y del mundo que los rodea, y por lo mismo en las organizaciones hay empleados y líderes que son poco capaces de reconocerse a ellos y a los otros. Muestran poco compromiso e identificación con la razón de ser de la organización, cumpliendo sus tareas con el único objetivo de recibir su recompensa, que es su salario; y como consecuencia la mayoría de las personas muestran poca realización personal que causa un descontento y frustración en su vida.

Como seres humanos tenemos la gran capacidad de abstraer, trascendiendo las circunstancias del momento hacia una búsqueda de sentido y felicidad, que al mismo tiempo da pertenencia al mundo que nos rodea. Si las personas aprenden a reconocerse a si mismos, serán capaces de mostrar motivaciones más profundas, y su trabajo implicará mucho más que ganar dinero. 

Las organizaciones que quieren lograr la excelencia, necesitan invertir en el desarrollo del capital consciente, convirtiendo a su capital humano en una fortaleza de su organización, pues habrá personas comprometidas con su trabajo, personas convencidas de sus creencias y valores capaces de dar un valor agregado a la organización.

Las personas se han olvidado que somos seres imperfectos, cuando en realidad es la imperfección la que nos acerca más a nuestra humanidad, porque es nuestra propia naturaleza. Dejemos de tener miedo a ser quien somos, las personas valientes son las que se atreven a mostrarse con sus defectos, y aún así se aman, se reconocen, y por lo mismo son capaces de amar y reconocer a los demás.